Anna Cejudo: educar, emprender y transformar con propósito

Anna Cejudo: educar, emprender y transformar con propósito

Tiempo de lectura:12 minutos

Hoy, en nuestro espacio de entrevistas, charlamos con Anna Cejudo, cofundadora de Founderz, emprendedora incansable, madre de tres y una de esas personas capaces de unir propósito y acción en todo lo que hace. Su recorrido profesional y personal está lleno de aprendizajes, valentía y compromiso con una educación más humana, inclusiva y conectada con el mundo real.

Desde sus primeras ideas emprendedoras en el colegio hasta liderar un proyecto educativo de alcance global, Anna ha demostrado que transformar el sistema es posible cuando se pone a las personas, y especialmente a los más pequeños, en el centro del proceso. En esta entrevista, hablamos con ella sobre mentalidad emprendedora, tecnología con propósito, educación digital y el papel imprescindible de las mujeres en el ámbito tech.

Prepárate para una conversación honesta, inspiradora y repleta de ideas que invitan a repensar cómo acompañamos a las nuevas generaciones en su aprendizaje.

Anna Cejudo

¡Empezamos con las FUNFIVE!

Cinco preguntas cortas y divertidas para romper el hielo.

  • Un hábito que te ayuda a mantener tu mentalidad emprendedora:

Tener curiosidad y ganas de seguir aprendiendo. Creo que uno de los riesgos que tenemos es acomodarnos en la tranquilidad de la zona de confort. Me gusta mantener la mente abierta y observar lo que se mueve a mi alrededor para seguir activa, inspirada y con ganas de crear.

  • Una mujer que te inspira y por qué:

Sara Blakely, fundadora de SPANX. Emprendió en un mercado dominado por hombres, apostando por resolver un problema que ella misma conocía de primera mano. Me inspira su perseverancia, resiliencia y cómo supo superar las voces externas que dudaban de ella. Es una self-made entrepreneur que ha construido una marca con propósito, y que además usa su éxito para generar impacto positivo.

  • ¿Qué app (real o inventada) te habría encantado tener de niña?

Cuando era pequeña todo era bastante analógico, pero me habría encantado tener una app para guardar mis ideas, mis dibujos y mis inventos. Un lugar secreto donde almacenar todo eso que imaginaba, como una especie de diario digital creativo.

  • Un talento oculto o hobby geek que disfrutas en secreto:

Me encanta tocar el piano y también cuidar de mi huerto. Quizás no suene tan geek, pero me relajan y me conectan con el presente.

  • ¿Qué hacías de pequeña que ahora ves como una pista de tu mentalidad emprendedora?

En el colegio vendía dibujos a mis compañeros para poder comprarme lápices de colores u otras cosas que me hacían ilusión. También hacía pulseras y las vendía en la plaza del pueblo. Siempre encontraba una forma de crear algo, compartirlo y generar valor con ello.

Anna Cejudo

¡Y ahora es turno de la entrevista!

  1. Anna, llevas años impulsando el emprendimiento y la innovación educativa desde distintos frentes. ¿Cuál fue tu primer gran “clic” con este mundo? ¿Qué te hizo decir: “quiero dedicarme a esto”?

Mi primer gran clic con el mundo del emprendimiento fue en la universidad. Estudié Administración y Dirección de Empresas y siempre tuve claro que algún día querría crear algo propio y hacerlo crecer. Mi proyecto de final de carrera fue la creación de un marketplace online para comprar y vender productos de puericultura de segunda mano. Al terminar, participé en un programa de emprendimiento en la Universidad de Cambridge para explorar si realmente tenía sentido seguir ese camino.

Al volver, y enfrentarme a la pregunta de “¿y ahora qué hago con mi vida?”, me di cuenta de que, aunque el proyecto me gustaba, no me apasionaba lo suficiente como para apostarlo todo. Pero sí tenía algo claro: algún día quería emprender.

Tras dos años trabajando en consultoría estratégica en una de las Big Four, sentí que necesitaba una salida, un cambio real. Decidí dar el salto, emprender con mi pareja y apostar al 100 %, aun sin saber exactamente en qué. Para mí, emprender fue mi forma de salir de la situación en la que estaba y reconectar con lo que de verdad me motivaba.

  1. En 2014 cofundaste Ideafoster, y desde entonces no has parado de crecer, aprender y emprender. ¿Qué fue lo más desafiante y lo más valioso que te llevas de ese primer gran salto?

Lo más desafiante fue aprender a emprender mientras ya lo estaba haciendo. En ese momento no tenía todas las respuestas ni una hoja de ruta clara. Venía del mundo corporativo, con estructuras, jerarquías y procesos definidos, y de repente me vi en un entorno donde todo había que construirlo desde cero. Tomar decisiones en medio de la incertidumbre, liderar sin experiencia previa, asumir riesgos constantemente… Recuerdo el primer día en nuestra oficina, que era básicamente un despacho para dos personas, y pensar: “¿Y ahora qué?”. Fue un máster intensivo en adaptabilidad, resiliencia, autoconfianza y toma de decisiones, sabiendo que estadísticamente lo más probable era fracasar.

Lo más valioso, sin duda, fue descubrir de lo que soy capaz cuando salgo de mi zona de confort. Emprender me obligó a confiar en mí misma, a rodearme de personas mejores que yo en muchos ámbitos, y a entender que equivocarse no solo es inevitable, sino necesario. Esa experiencia me dio herramientas, perspectiva y la confianza para seguir emprendiendo después, con más propósito y claridad.

  1. En FunTech Rocket creemos en el poder del aprendizaje activo. ¿Qué claves consideras esenciales para fomentar esta forma de aprender en las aulas o incluso en casa?

El aprendizaje activo es fundamental porque pone al estudiante en el centro. No se trata solo de transmitir conocimiento, sino de provocar curiosidad, pensamiento crítico y ganas de explorar. Para fomentarlo, lo primero es dar espacio para que los niños y niñas hagan preguntas, se equivoquen y construyan su propio camino hacia las respuestas.

Otra clave es conectar lo que aprenden con el mundo real. Cuando el contenido tiene sentido y aplicación práctica, el interés crece de forma natural. También es importante dar autonomía, confiar en sus capacidades, y ofrecer herramientas para que puedan experimentar y crear, no solo consumir.

Además, es clave que el alumno se sienta parte del proceso. Que entienda que aprender no es algo que simplemente le sucede, sino algo en lo que participa activamente. Ese sentimiento de participación transforma la motivación y el compromiso con el aprendizaje.Tanto en casa como en el aula, el rol del adulto cambia: pasamos de ser quienes “enseñan” a ser quienes acompañan, inspiran y guían.

  1. Eres madre de tres y conoces de cerca la importancia de un buen entorno de aprendizaje. ¿Cómo influye tu experiencia como madre en tu visión sobre la educación digital y el desarrollo de habilidades?

Ser madre me ha cambiado por completo la forma de entender la educación. Una cosa es diseñar soluciones desde la teoría o desde la experiencia profesional, y otra muy distinta es vivirlo en casa, acompañando el aprendizaje real de tus hijos cada día. Ahí es donde entiendes que cada niño es un mundo, con ritmos, intereses y formas de aprender distintas.

También me ha hecho ver con más claridad lo importante que es generar entornos de aprendizaje positivos, donde se sientan seguros para explorar, equivocarse y volver a intentarlo. Y lo esencial que es que la educación digital no se limite a consumir contenido frente a una pantalla, sino que se convierta en una oportunidad real para desarrollar pensamiento crítico, colaboración, comunicación, inteligencia emocional, autonomía y habilidades para la vida.

Como madre, quiero que mis hijos aprendan a pensar, a decidir, a crear, no solo a memorizar. Y eso influye muchísimo en nuestro proyecto educativo en Founderz, donde ponemos al alumno en el centro y trabajamos para que la tecnología esté verdaderamente al servicio de las personas, ayudando a amplificar su potencial.

  1. La representación importa, sobre todo para inspirar a las generaciones futuras. ¿Qué retos ves aún presentes en el camino de las niñas hacia el mundo tech y emprendedor? ¿Y qué avances destacarías?

Uno de los grandes retos sigue siendo la falta de referentes. Si las niñas no ven mujeres en roles de liderazgo, innovación o tecnología, es difícil que se imaginen ahí. Además, los estereotipos siguen muy presentes, en muchos casos por razones culturales que siguen muy arraigadas.

También influye el desconocimiento sobre qué son realmente las profesiones STEM y cómo se aplican en la vida real. Muchas niñas (y también muchos adultos) no saben en qué consisten estos campos, lo que los hace parecer menos accesibles, menos cercanos y menos conectados con sus intereses. Cuando no entendemos para qué sirve algo, es difícil que nos motive o despierte vocación.

A esto se suman los datos. En España, solo el 29 % de los profesionales en el sector tecnológico son mujeres, y apenas 1 de cada 5 personas que emprenden es una mujer. No es una cuestión de capacidad, sino de oportunidades, referentes y confianza.

Por suerte, cada vez hay más mujeres visibilizando su trabajo en tecnología, ciencia y emprendimiento, y más proyectos como FunTech Rocket que apuestan por sembrar esa semilla desde edades tempranas. Las nuevas generaciones vienen con una mentalidad más abierta, y eso me llena de esperanza. Nuestro papel ahora es asegurarnos de que tengan las herramientas, el entorno y la confianza para creer que ese espacio también es suyo.

Anna Cejudo
  1. Founderz tiene una misión muy clara: democratizar la educación de calidad. ¿Cuál es la historia detrás de esa idea? ¿Hubo algún momento clave en el que sentiste que esto era lo que querías construir?

Founderz nació en 2020 con un objetivo claro: reducir el enorme gap entre la experiencia educativa de las universidades más prestigiosas del mundo, con sus contenidos de calidad, profesorado experto, infraestructuras y oportunidades de networking, y la pobre experiencia que ofrecían la mayoría de las plataformas de aprendizaje online, con muy poca interacción, escasa colaboración entre estudiantes y casi nula personalización.

Además, observamos que había una desconexión creciente entre lo que se enseñaba en muchas universidades y lo que el mundo laboral realmente necesitaba. Las empresas empezaban a pedir habilidades y conocimientos que los recién graduados no tenían, especialmente en entornos tecnológicos y digitales.

Decidimos actuar. Apostamos por un modelo que pusiera al alumno en el centro, con una experiencia basada en la colaboración, la interacción continua y el uso de la tecnología, especialmente la IA, como herramienta para personalizar y potenciar el aprendizaje. Queremos formar a las personas con los conocimientos y habilidades que necesitan en este mundo tecnológico, ofreciendo la mejor experiencia de aprendizaje online posible.

Creemos que la educación es oportunidad, y que nadie debería quedarse atrás. Tiene que ser accesible, escalable y estar a la altura de los desafíos de nuestro tiempo. Y, sobre todo, tiene que ayudar a las personas a crecer, adaptarse y ser dueños de su propio futuro.

  1. ¿Cómo imaginas una educación digital ideal para la infancia? Si pudieras rediseñar el sistema educativo para potenciar la mentalidad emprendedora desde pequeños, ¿por dónde empezarías?

Imagino una educación más humana, flexible y adaptada a la realidad de cada niño. Una educación que entienda que existen múltiples inteligencias, que cada niño tiene ritmos, intereses y capacidades diferentes, y que eso no solo es válido, sino valioso.

Empezaría por incorporar habilidades que hoy siguen siendo secundarias en el sistema educativo, pero que son esenciales para la vida: inteligencia emocional, pensamiento crítico, comunicación, colaboración y autoestima. Una educación que fomente la curiosidad, el aprendizaje continuo, y que haga sentir a cada niño capaz, resiliente y seguro de sí mismo.

La tecnología debe estar presente, pero de forma orgánica y equilibrada. Como herramienta que habilita, que facilita, que personaliza el aprendizaje, no como fin en sí mismo. No se trata de digitalizar por digitalizar, sino de poner la tecnología al servicio del desarrollo integral de cada persona.

Y también creo en una educación con menos horas formales, donde los niños tengan más tiempo para jugar, para aburrirse, para explorar la naturaleza y aprender de lo que les rodea. Porque la infancia es un momento único y el aprendizaje más profundo a veces sucede fuera del aula, en una conversación, en un juego, en una experiencia cotidiana. Formar a buenas personas, con valores, con pensamiento propio y con la capacidad de transformar el mundo empieza por ahí.

  1. ¿Qué opinas sobre proyectos como FunTech Rocket, que apuestan por introducir tecnología y el desarrollo del pensamiento computacional en edades tempranas?

Me parecen muy interesantes. Iniciar el pensamiento computacional desde pequeños no es solo enseñar a programar, es enseñar a pensar, resolver problemas, estructurar ideas y entender la lógica que hay detrás de muchas cosas que usamos a diario. Además, hacerlo de forma lúdica, adaptada a su edad y combinando tecnología con creatividad, colaboración y juego, es clave para que conecte de forma natural con los niños y niñas.

Lo importante es que esa introducción se haga con propósito. Que les ayude a entender cómo pueden usar la tecnología para crear, comunicar, aprender y transformar. Y, sobre todo, que se sientan capaces de participar activamente en el mundo digital en el que viven, desde la curiosidad y no desde el miedo.

  1. ¿Hay alguna experiencia personal que te haya marcado especialmente en tu recorrido como mujer en tech y emprendimiento?

Más que una sola experiencia, han sido muchas: decisiones difíciles, fracasos y aprendizajes que solo llegan cuando sales de tu zona de confort.

Si tuviera que destacar dos experiencias vitales que han marcado profundamente mi forma de emprender y de estar en el mundo: la maternidad y la pérdida de mi hermana pequeña.

Ser madre me transformó por completo. Me ayudó a priorizar, a ser más eficiente, a relativizar cuando las cosas no salían como esperaba. Me hizo más resiliente, más consciente del valor del tiempo. La maternidad me hizo entender que no tengo que elegir entre ser madre y ser emprendedora, sino que puedo ser ambas, aunque el camino no siempre sea fácil y habrá que vencer muchos obstáculos.

La pérdida de mi hermana pequeña rompió fue uno de los momentos más difíciles. Y de allí aprendía relativizar, valorar lo que realmente es importante para mí y me ayudó a encontrar un propósito personal que hoy nutre mi proyecto profesional.

  1. Y para terminar… si tuvieras que dejarle un mensaje a las futuras generaciones de emprendedoras y líderes tech, ¿qué les dirías desde el corazón?

Les diría que no esperen a sentirse “listas” para empezar. Que el momento perfecto no existe, y que muchas veces la seguridad llega después de actuar, no antes. Que emprender o liderar en tecnología no es cuestión de saberlo todo, sino de atreverse a aprender por el camino.

También les diría que no tienen que elegir entre ser ambiciosas y ser ellas mismas. Que pueden liderar con empatía, con intuición y sin miedo a decir “no”. Que no tienen que encajar en moldes, sino crear los suyos propios.

Y, sobre todo, que encuentren un por qué, un propósito a la hora de emprender. Que se equivoquen, que se lancen, y sigan intentándolo incluso cuando tengamos miedo, porque nunca sabes si estás a solo un paso de conseguir los objetivos.

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Anna Cejudo

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