Los deberes son una parte esencial de la escuela, es el momento que los niños interiorizan lo que aprendieron en clase, por ello es importante hacerlos.
Sin embargo hay niños que les cuesta hacer los deberes, que resulta difícil que se queden sentados terminando la tarea que les mandaron. Muchas veces la causa es fácil de corregir, por eso te vamos a explicar las razones por la que un niño se niega a hacer los deberes.
Porqué mi hijo no quiere hacer los deberes
Antes de ponernos a ayudar a nuestros hijos con la realización de los deberes, necesitamos conocer las causas del problema, es decir, por qué les cuesta hacer los deberes.
- Desmotivación: no sienten motivación para realizar las tareas y trabajos escolares, puede producirse porque no saben cómo hacer los ejercicios o no los entienden, lo cual provoca desánimo.
- No tienen hábitos de estudio: no tienen rutinas para estudiar o estudiar solos. No tienen un horario fijado para la hora de estudio, ni un lugar concreto para realizar las tareas.
- Falta de aprendizaje: cabe la posibilidad que no entiendan los ejercicios o el tema que deben estudiar. Ante tal situación, debemos observar si ocurre de vez en cuando o si es algo constante, ya que se puede tratar de alguna dificultad de aprendizaje.
- Cansancio: el agotamiento debido a otras actividades físicas o mentales puede provocar inatención y poca capacidad de concentración. Otro factor que influye al cansancio es el sueño, ya que si no duermen, ese agotamiento será arrastrado durante todo el día.
- Reciben atención cuando no la merecen: si los niños no quieren estudiar, estarán pendientes de llamar la atención de los padres constantemente. En este caso, no les dés esa atención, sino estarás reforzando una actitud no deseada.
¿Cómo enseñar a mi hijo a hacer los deberes?
Ahora que hemos visto las razones por las que un niño o niña le cuesta a hacer los deberes, te daremos unos consejos para enseñarle un buen hábito de estudio.
- Realiza descansos: los descansos deben durar alrededor de 10 minutos, dependiendo de la edad del niño o niña. En los minutos que tenga para relajarse, el niño podrá comer algo, ir al baño o realizar cualquier otra actividad que no le suponga un desgaste intelectual.
- Evita aparatos electrónicos antes de la realización de los deberes: las nuevas tecnologías, al ser tan llamativas, les provocan curiosidad y abstracción. Al presentar una gran cantidad de estímulos, los niños utilizan un gran porcentaje de concentración, lo que los agota a la hora de realizar las actividades escolares.
- Utiliza la empatía: si tu hijo o hija llega del colegio y no quiere realizar los deberes, no te enfades. Averigua si le ha pasado algo en el colegio, pregúntale por qué no quiere realizar los deberes y proponle tu ayuda. Debemos ponernos en su lugar.
- Sé un modelo: los niños aprenden a través del modelaje, si te ven realizando las tareas de manera positiva, ellos copiarán esa actitud. Lo mismo pasa con los deberes, proyéctales una actitud positiva hacia ellos y los niños querrán hacerlos.
- Ayudale, no se los hagas: es importante ayudarles en la planificación del hábito de estudio, sobre todo cuando aún no lo tienen. Establecer los horarios de iniciación y finalización de la tarea es una buena opción para que el niño empiece a organizarse. A su vez, se le puede aconsejar para que comience por las actividades más complejas y las más sencillas queden para el final. Lo ideal es ejercer un papel de orientador o guía y no darle las respuestas.
- Mostrar interés: el menor debe sentir que te involucras en su vida escolar y le das importancia a sus trabajos y actividades.
- Lugar adecuado: busca un lugar de la vivienda en el que el niño siempre realice sus tareas escolares. Este lugar debe ser un sitio cómodo y acogedor para él, ya que debe asociarlo positivamente. El lugar debe tener una luz adecuada y ausencia de distracciones.
- Promover la autonomía: sobre los 8-9 años, los niños suelen hacer los deberes autónomamente, sin embargo, si aún no tienen el hábito de estudio será conveniente ayudarles en la realización de las actividades. Eso sí, cada vez que presenten más responsabilidad habrá que ir dándoles más autonomía.
- Refuerzo positivo: cuando realice las actividades correctamente, se le debe premiar. Pueden ser palabras como: “estoy muy orgullosa de ti”, “sabía que podrías hacerlo”, “lo has hecho genial”, etc. Estas frases aumentan su autoestima.
- Comunicación con la escuela: es importante que haya buena comunicación entre la familia y la escuela, ya que son los profesores los que se dan cuenta si el niño o la niña puede presentar alguna dificultad de aprendizaje. A su vez, son los que nos aportan información sobre cómo son en clase, si realizan los deberes, si hay buena relación con sus iguales, si se mantienen atentos en las clases o si tienen una actitud positiva.
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