La tolerancia a la frustración es una vivencia emocional amarga que se muestra cuando un proyecto, una ilusión o un deseo no se cumple. La frustración es una emoción secundaria, es decir, antes de llegar a ella, sentimos otras como: ira, tristeza, ansiedad, etc.
Qué es la tolerancia a la frustración
Es esencial, que desde pequeños enseñemos a los niños a identificar el tipo de emoción que están sintiendo en cada momento. Esto, les supondrá en el futuro, una buena gestión de sus sentimientos y emociones. La frustración es ese sentimiento de decepción que nos viene cuando no podemos satisfacer una necesidad o deseo.
En el caso de los niños, éstos utilizan varios mecanismos para regularse emocionalmente: la motricidad y el lenguaje. En la motricidad, se emplea la risa o el llanto para descargar tensión y comunicar las necesidades. Mientras que, con el lenguaje, se expresa de forma dialogada lo que ocurre o lo que sienten en cada circunstancia.
Al enfrentarse a diferentes situaciones desde pequeño, si el niño o la niña sabe manejar las emociones ante las situaciones adversas, sin sentirse agobiado, podemos decir que tiene tolerancia a la frustración.
A medida que van creciendo tienen más control sobre sus emociones, gracias a las experiencias y a que copian las reacciones de sus figuras de referencias: padres, madres, profesores, abuelos, abuelas, etc. Por ello, aprender a manejar la frustración desde pequeño, hace que puedan manejar situaciones de forma positiva.
Baja tolerancia a la frustración en niños. Cómo se manifiesta
En la etapa infantil, los niños piensan que pueden conseguir todo y que el mundo gira en torno a ellos, pero no es así. No tienen la capacidad de pensar en los deseos de los demás ni tienen desarrollado el concepto de tiempo. En ese momento, es cuando hay que comenzar a enseñar a los niños tolerancia a la frustración.
Los adultos responsables de los niños, no deben proporcionarle al niño todo lo que quiere o pide, ya que si obtiene todo lo deseado, no será capaz de desarrollar esa tolerancia ni de enfrentarse a situaciones complicadas.
Cuando un adulto intenta complacer todos los deseos del niños, atenta contra el desarrollo integral del menor. Para que esta situación no se produzca, es conveniente que el adulto se vuelva un poco más permisivo y deje a un lado la sobreprotección.
El gran problema que ocasiona no tener tolerancia a la frustración, es el descontrol emocional que puede generar. Existen conductas y actitudes, que pueden indicar que el niño o la niña, necesita ayuda para para la gestión de la frustración. Generalmente, son las siguientes:
- Dificultad para identificar y controlar las emociones.
- Suelen ser niños y niñas excesivamente exigentes.
- Son impulsivos e impacientes.
- Elude nuevos retos o metas.
- Poca flexibilidad cognitiva.
- Cuando no obtiene lo que quiere utiliza el llanto o la rabieta.
- No tiene paciencia y se aburre con facilidad.
- Abandono de tareas que les cuesta realizar.
- Pueden desarrollar ansiedad o depresión.
- Presentan un pensamiento radical.
- Tienen dificultades para tener un buen rendimiento escolar.
La baja tolerancia a la frustración puede desembocar en distintas consecuencias. Las más habituales en niños y niñas son la ausencia de límites, falta de empatía, sentimiento de tristeza, poco control emocional, baja autoestima, intolerancia a las opiniones de los demás e inflexibilidad.
Cómo trabajar la frustración en los niños
A continuación, os invitamos a que practiqueis estas estrategias para trabajar la frustración de vuestros niños:
- Los ejercicios de relajación son útiles para cuando se frustren, por ejemplo, ejercicios de respiración, estiramiento corporales, etc.
- Juegos de mesa.
- Los objetivos que se deben marcar, tienen que ser objetivos realistas y adecuados a su nivel madurativo.
- No ceder ante sus enfados y rabietas, ya que si se le proporciona lo que pide, no sabrá afrontar de manera efectiva situaciones adversas.
- Las personas que estén a cargo de la niña o el niño, que sirvan de ejemplo de manera positiva, es decir, que ante situaciones adversas o difíciles, las afronten de forma positiva.
- Los niños deben saber qué es el esfuerzo, por lo que, es importante educar en la cultura del esfuerzo.
- Convertir la frustración en aprendizaje, significativo para la utilización posterior de los aprendizajes adquiridos.
- No darle todo hecho, que puedan cometer errores y tener la opción de modificarlos.
- Normalizar el “perder”, motivarlos a intentarlo de nuevo aunque no les salga del todo bien.
- Enseñarles a pedir ayuda.
¿Cómo es una persona con alta tolerancia a la frustración?
Los niños y niñas con mayor tolerancia a la frustración entienden que las cosas no son siempre fáciles y que hay que esforzarse para llegar al objetivo. Suelen ser niños y niñas más felices, debido a que no tienen el sentimiento de frustración cuando algo no sale como ellos quieren.
A modo de conclusión, tenemos que ser conscientes que la frustración forma parte del ciclo vital. No podemos evitarla, pero podemos aprender a gestionarla y a su vez, a aumentar esa capacidad. Cuanto antes aprendamos a tolerar la frustración, será más gratificante para nosotros.
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